domingo, 5 de octubre de 2008

Quiero decirle:

que no lo entiendo,
que podría tener más imaginación,
que podría hacer lo que tiene ganas de hacer porque yo también quiero que lo haga,
que quiero que diga algo!
que ésta va a ser la semana más dura,
que me gustaría saber lo que piensa,
que a veces no quiero decir lo que digo y sé que le molesta,
que me tiene embobada,
que me gusta (y cuánto!),
que estoy triste.

Me muero de ganas de decirle todo lo que lo quiero y lo extraño.
Y que sé que no va a hacer nada al respecto, pero yo espero que aparezca...

Hay un solo motivo por el cual sigo yendo al mismo lugar y es él. Pero creo que no tiene sentido. Me siento a esperar a que esté de humor para darme sus palabras y cuando no lo está, me siento mal, porque yo quería que me regalara su mejor sonrisa y no lo hizo.
¿Habré hecho algo mal? Es lo que me pregunto. Sí, todo! Mi gran problema es esperar que hiciera algo y todo lo que haga no será suficiente porque voy a tener que analizarlo exhaustivamente hasta encontrar algo que me haga dudar más y más.

Decidí una cosa y es que lo quiero, pero así como lo quiero es como temo perderlo.

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